Porque confiar en el agua de la ciudad es como confiar en el WiFi del metro: nunca sabes si va a llegar.
Un tinaco es tu reserva personal de agua.
Así, cuando hay cortes, baja presión o simplemente CDMX decide fallar (otra vez), tú sigues teniendo agua para bañarte, lavar trastes o regar tu plantita.
Es como tener un fondo de emergencia, pero de agua.
No necesitas ser plomero ni ingeniero. Solo necesitas elegir el tamaño correcto, instalarlo bien y dejar que la gravedad haga su magia.
Sin enredos. Sin bañarte con cubetas. Todo fluye.